Ayudar a los niños a sobrellevar los grupos cerrados
¿Qué es un grupo social cerrado o camarilla?
La amistad es una parte importante del desarrollo de un niño. Tener amigos ayuda a los niños a ser independientes con respecto a sus familias y los prepara para las relaciones de confianza mutua que esperamos que sepan establecer cuando sean adultos.
Los grupos de amigos guardan importantes diferencias con los grupos cerrados o “camarillas”.
- Los grupos de amigos se basan en intereses compartidos, el deporte, las actividades, las clases, los barrios o, incluso, las conexiones familiares. En los grupos de amigos, sus integrantes son libres de socializar y salir con personas ajenas al grupo sin preocuparse por ser expulsados de él. Es posible que no lo hagan todo juntos, y ya está bien que sea así.
- Los grupos cerrados o camarillas a veces se forman en torno a intereses comunes, pero las dinámicas sociales son muy diferentes. Se trata de grupos “exclusivos” y “excluyentes”. Suelen estar bajo el control estricto de los líderes, quienes deciden quién está “dentro” y quién está “fuera”. Los niños del grupo cerrado hacen la mayoría de las cosas juntos. Quien tenga un amigo fuera del grupo cerrad puede sufrir el rechazo de los demás miembros del grupo o ser ridiculizado por eso.
Los integrantes del grupo o camarilla suelen seguir las reglas del líder, sea llevar una ropa en particular o hacer determinadas actividades. Los grupos cerrados suelen implican seguir muchas reglas (implícitas o claramente manifiestas), así como una fuerte presión para seguirlas.
A los niños que forman parte del grupo les suele preocupar si seguirán siendo populares o serán expulsados del grupo por haber hecho o dicho algo incorrecto, o por no vestirse de determinada forma. Esto puede generar mucha presión. Los niños se pueden ver presionados a correr riesgos, como robar, hacer bromas o acosar a otros niños para seguir formando parte del grupo cerrado. Los niños también se pueden sentir presionados a comprarse ropa cara o a participar en chismes o burlas por internet.
Los grupos cerrados suelen tener su máxima expresión en la enseñanza secundaria, pero los problemas con este tipo de grupos pueden empezar tan pronto como en 4º o 5º curso.
Cuando los grupos cerrados causan problemas
Para la mayoría de los niños, los años de la pre-adolescencia y de adolescencia son un momento para determinar cómo quieren encajar e integrarse y cómo quieren destacar. Es normal que los niños se sientan inseguros de tanto en tanto; que deseen ser aceptados; y que se junten con los niños que parezcan ser más atractivos, más enrollados o más populares.
Pero los grupos cerrados pueden provocar problemas duraderos cuando:
- los niños se comportan de un modo que les resulta conflictivo o que saben que es incorrecto solo para complacer al líder y seguir perteneciendo al grupo.
- el grupo cerrado se vuelve antisocial o se convierte en una pandilla con reglas insanas, como adelgazar o acosar a los demás por su aspecto, discapacidad, raza o grupo étnico de pertenencia
- un niño es rechazado por el grupo cerrado y se siente apartado y solo
¿Cómo pueden ayudar los padres?
A medida que los niños comienzan amistades y se involucran en grupos, los padres pueden hacer mucho para apoyarlos. Si su hijo parece descontento o está angustiado o, de repente, empieza a pasar tiempo a solas cuando solía ser muy sociable, pregúntele qué le pasa.
Aquí tiene algunos consejos:
- Hable sobre sus propias experiencias. Comparta sus propias experiencias en la escuela (los grupos cerrados llevan existiendo desde siempre).
- Ponga el rechazo en perspectiva. Recuérdele a su hijo los momentos en que él se ha enfadado con sus padres, amigos o hermanos, y lo deprisa que pueden cambiar las cosas.
- Informe a su hijo sobre las dinámicas sociales. Tenga en cuenta que la gente suele ser juzgada por su aspecto o por su forma de actuar o de vestir, pero que a menudo la gente es cruel y le gusta hacer de menos a los demás por una falta de confianza en sí misma, que trata de ocultar manteniendo el control.
- Busque relatos que guarden relación con los grupos cerrados. Muchos libros, programas de televisión y películas retratan a personas marginadas que triunfan a pesar del rechazo y que dejan convincentes mensajes sobre la importancia de ser fiel a tu propia naturaleza y el valor de ser un buen amigo, incluso en situaciones sociales difíciles. Para los niños en edad escolar, libros como “La Ballena”, de Judy Blume, ilustran lo rápido que pueden cambiar los grupos cerrados. Los niños mayores y los adolescentes pueden sentirse identificados con películas como “Chicas Malas”, “Angus”, “El club de los cinco” y “Fuera de onda”.
- Fomente las amistades fuera de la escuela. Haga participar a su hijo en actividades extraescolares (si aún no lo ha hecho hasta ahora), como clases de arte, deportes, artes marciales, equitación, idiomas, o cualquier actividad que les dé la oportunidad de formar otro grupo social y de desarrollar nuevas habilidades.
Si su hijo forma parte de un grupo social cerrado y uno de sus miembros se está metiendo con los demás o los está rechazando, es importante abordar este tema cuanto antes. Los programas de televisión, los concursos y la tele-realidad, donde se glorifica el mal comportamiento no hacen más que dificultar la tarea de las familias de promover la amabilidad, el respeto y la compasión.
Hable sobre el papel del poder y el control en las amistades y trate de entender por qué su hijo se siente obligado a estar en esa posición. Comente con él quién está dentro y quién está fuera, y qué ocurre cuando un niño está fuera (¿lo ignoran, lo rechazan, lo acosan?). Anime a su hijo a pensar y a hablar sobre si está orgulloso de la forma en que actúa su grupo cerrado cuando está en su centro de estudios.
Pida a los profesores, orientadores escolares y el personal de la dirección del centro su opinión sobre lo que está ocurriendo dentro y fuera de las clases. Los más probable es que le puedan informar sobre cualquier programa que haya en la escuela para abordar el tema de los grupos cerrados y ayudar a que los niños con diferencias las sepan sobrellevar.
Fomentar las amistades saludables
He aquí algunos consejos para facilitar que los niños tengan amistades saludables y que no se obsesionen tanto con pertenecer a grupos cerrados:
- Encuentra el encaje adecuado, en vez de limitarte a encajar. Anime a su hijo a pensar qué valora y qué le interesa, y en qué medida ambas cosas se ven reflejadas en su grupo de pertenencia. Hágale preguntas tales como: ¿Cuál es el principal motivo de que quieras formar parte de ese grupo? ¿A qué te tendrás que comprometer? ¿Merece la pena? ¿Qué harías si el líder del grupo insistiera en que te portaras mal con otros niños o hicieras algo que no quisieras hacer? ¿Dónde está el límite entre divertirse y bromear y burlarse y acosar a los demás?
- Atente a tus propios gustos. Si a su hijo siempre le ha encantado tocar el piano pero súbitamente lo quiere dejar porque esta actividad se considera poco “aceptable”, hable con él para intentar resolver esta situación. Anime a su hijo a participar en actividades con las que disfruta y que le ayudan a ganar seguridad en sí mismo.
- Forma círculos sociales abiertos y compuestos por gente diversa. Incentive a su hijo a hacerse amigo de personas de diferentes ambientes, orígenes, edades e intereses con quienes se sienta a gusto y se lo pase bien. Dele el ejemplo usted mismo en la medida de lo posible, teniendo amigos y conocidos de diferentes edades, ambientes y tipos.
- Habla claro y da la cara. Si su hijo está preocupado o se siente presionado por lo que ocurre en su grupo cerrado, anímelo a defenderse o a defender a otros niños que se sientan acosados o que sean expulsados del grupo. Indíquele que no participe en nada que le parezca incorrecto, sea hacer bromas o hablar a espaldas de alguien.
- Asume la responsabilidad de tus propios actos. Fomente en su hijo la sensibilidad ante los demás, en vez de limitarse a dejarse llevar por grupo. Recuérdele que un amigo verdadero respeta sus opiniones, intereses y elecciones, por mucho que difieran de las suyas. Hágase eco de lo difícil que puede ser oponerse, pero que, en el fondo, todo niño es responsable de lo que dice y de lo que hace.
No se olvide de ofrecerle también una visión de conjunto o una perspectiva general. Por mucho que ahora le cueste abordar la cuestión de los grupos cerrados, las cosas pueden cambiar rápidamente. Lo más importante es hacer amigos verdaderos, personas en las que su hijo pueda confiar y con quienes se pueda reír. El verdadero secreto de ser “popular”, en el sentido más real de la palabra, consiste en ser el tipo de amigo que a todo el mundo le gustaría tener: respetuoso, justo, comprensivo, afectuoso, fiable, leal y amable.