¿Qué es un halo?
¿Qué es un halo?
Un “halo” es un aparato ortopédico que sujeta o mantiene la cabeza y el cuello del niño en su sitio tras una cirugía o una lesión en la columna vertebral para que los huesos de la columna se curen bien. Los niños que llevan un halo se pueden desplazar y participar en muchas actividades habituales mientras se recuperan.
¿De qué partes consta un halo?
Las partes de un halo son las siguientes:
- un halo (una corona o aro metálico que rodea la cabeza)
- pernos, que permiten ajustar el halo a la cabeza
- un chaleco fabricado con plástico o yeso (como las escayolas)
- un recubrimiento o forro interior del chaleco para que resulte más cómodo y para prevenir irritaciones cutáneas
- barras verticales que conectan el halo a los hombros de la persona, por donde se fijan al chaleco
¿Es doloroso el halo?
No, el halo no debería causar dolor. Algunos niños tienen dolores de cabeza, sobre todo al comer, pero es algo que suele desaparecer cuando el niño se acostumbra a llevar el halo.
Si el dolor persiste o empeora, el cirujano del niño puede ajustar los pernos que sostienen el halo para que le resulte más cómodo. No intente nunca ajustar el halo en casa.
¿Durante cuánto tiempo se llevan puestos los halos?
Para decidir durante cuánto tiempo necesita llevar el halo un paciente, el equipo médico que lo atiende deberá tener en cuenta:
- la gravedad de la lesión
- a qué tipo de operación se ha sometido
- cuánto tiempo tardarán los huesos en curarse
Generalmente, los niños llevan puesto el halo durante un par de meses.
¿Qué actividades está bien practicar?
Muchos niños que llevan un halo pueden seguir realizando sus actividades cotidianas, como caminar, ir a la escuela, estudiar y pasar tiempo con sus amigos, siempre y cuando se sientan con ganas y el equipo de atención les diga que pueden hacerlo. Anime a su hijo a implicarse en actividades tranquilas, como dibujar, hacer rompecabezas y jugar a juegos de mesa.
¿Qué actividades se deben evitar?
Los niños que llevan un halo deben evitar aquellas actividades que puedan implicar golpear el halo o sus barras, caerse o mojarse el chaleco o el forro interior. Entre estas actividades se incluyen las siguientes:
- levantar pesos que superen las 10 libras (4,5 kg), incluyendo las mochilas
- todos los deportes
- correr
- nadar
- montar en bicicleta
- saltar
- bailar
- jugar de forma activa o brusca
El equipo médico que atiende a su hijo revisará de forma detallada qué actividades debe evitar su hijo.
¿Cómo cuido de mi hijo cuando esté en casa?
Su hijo necesitará ayuda cuando esté en casa. He aquí algunos consejos para ayudarlo.
Desplazarse por la casa
Los niños que llevan un halo no pueden mirar al suelo mientras caminan; por lo tanto, despeje el suelo de cualquier cosa que podría provocarle tropiezos o caídas. Es posible que su hijo quiera usar un bastón o un andador para desplazarse sin ayuda.
Dormir
Deje que su hijo duerma en la postura en que se sienta más cómodo. Los niños que llevan un halo pueden dormir boca arriba, boca abajo y de lado. Algunos prefieren dormir con la cabeza levemente elevada, apoyando el halo en almohadas o cojines. Ayude a su hijo a probar varias posturas diferentes, usando almohadas o cojines como apoyo, hasta que encuentre una postura cómoda para dormir.
Bañarse
Lo más importante que debe recordar en lo que respecta a los baños es que el chaleco y su forro interior no se pueden mojar. Su hijo no se debe duchar.
Su hijo puede:
- Darse baños con muy poca agua en la bañera, teniendo mucho cuidado de no salpicar el chaleco.
O humedecer un paño, una toalla o una manopla para lavarse.
- Pida a su hijo que se siente en una silla.
- Proteja el chaleco del agua cubriéndolo con una toalla seca o con una bolsa de plástico que su hijo se deberá meter por debajo del chaleco.
- Ponga un poco de jabón neutro en la manopla y limpie las partes del cuerpo que no estén cubiertas por el chaleco.
- Desabroche el chaleco para que le vaya más holgado. Pero no le quite el chaleco ni su forro interior. Use la manopla para limpiar las áreas de piel que queden debajo del chaleco y que sean de fácil acceso. Séquele la piel con una toalla seca y limpia, y vuelva a abrochar el cinturón del chaleco.
- No use una esponja porque las esponjas absorben demasiada agua y esta podría mojar el halo y el chaleco.
Lavarse el cabello
Para lavarle el cabello a su hijo:
- Proteja el chaleco del agua cubriéndolo con una toalla seca o con una bolsa de plástico que su hijo se deberá meter por debajo del chaleco.
- Los niños pequeños se pueden acostar boca arriba sobre la encimera de la cocina y poner la cabeza sobre el fregadero.
- Los niños mayores pueden apoyar la cabeza en el borde de la bañera o del lavabo.
- Use un duchador o una botella provista de un rociador para mojar el cabello de su hijo, póngale champú y luego enjuáguelo.
- Tenga cuidado de no salpicar el chaleco con el rociador.
También puede usar champú en seco o en polvo que no requieren el uso de agua.
¿Qué debo hacer si a mi hijo se le moja el chaleco?
Si una parte reducida del chaleco o de su forro interior se mojara, séquela con un secador de cabello utilizando el modo de aire “frío”. Si se moja una parte considerable del chaleco, llame al equipo médico que atiende a su hijo para saber si necesita un nuevo chaleco.
¿Cómo cuido el halo?
Mantenimiento de los pernos
Lave los pernos con regularidad para evitar posibles infecciones. Límpielos una vez al día, a menos que el equipo médico le dé otras instrucciones. Ellos le enseñarán cómo debe limpiar los pernos.
Cuidado del chaleco
Lave el chaleco de su hijo tal y como le indique su equipo médico:
Si el chaleco de su hijo dispone de un forro que se pueda quitar, quítelo y lávelo. Necesitará dos forros para poder lavar uno mientras su hijo lleva el otro puesto. El equipo médico le explicará cómo extraer el forro del chaleco y cómo ponerle un nuevo forro. Siga las indicaciones del fabricante sobre cómo lavar el forro.
Para limpiar un forro interior que no se pueda extraer:
- Sumerja una tira larga de gasa quirúrgica en agua de Hamamelis y escúrrala bien hasta que esté apenas húmeda.
- Introduzca la gasa debajo del borde del chaleco y del forro y, con un extremo de la gasa en cada mano, vaya deslizándola hacia arriba y hacia abajo.
Algunos consejos más:
- Para mantener a su hijo seco y cómodo, ponga talco para bebés a base de fécula de maíz alrededor de los bordes del chaleco una vez al día.
- Haga que su hijo se vista con prendas de ropa que le vayan holgadas cortadas y adaptadas para usar con el halo puesto.
- Para el picor de piel, use una tira larga de gasa quirúrgica sumergida en agua de Hamamelis y escurrida para deslizarla bajo el chaleco y el forro (como hemos descrito más arriba al explicar cómo limpiar un chaleco sin forro extraíble).
- No use cremas ni lociones para la piel debajo del chaleco.
- Nunca le quite el chaleco a su hijo.
¿Cuándo debería llamar al equipo médico?
Llame al equipo médico de inmediato si ocurre lo siguiente:
- A su hijo le duele la zona de los pernos.
- Su hijo tiene fiebre.
- Se afloja un perno.
- La zona que hay alrededor de los pernos está roja, hinchada o irritada.
- A su hijo le aparece una erupción o se le enrojece la piel que está cubierta por el chaleco.
¿Cómo pueden ayudar los padres?
Llevar un halo puede ser duro para un niño y para su familia. Los niños que tienen que llevar halos pueden estar tristes, enojados o frustrados porque su vida debe cambiar, aunque solo sea durante unos pocos meses. Para apoyar a su hijo:
- Ayúdelo a seguir realizando la máxima cantidad de actividades regulares que pueda practicar. Ir a la escuela, ver a sus amigos fuera de la escuela y seguir con sus actividades cotidianas en casa puede ayudar a que su hijo se sienta conectado y tenga una actitud positiva.
- Un enfermero o un trabajador social del consultorio médico de su hijo puede visitar la clase de su hijo para hablar sobre el halo. Esto podría ayudar a su hijo a sentirse más cómodo cuando empiece a ir a la escuela llevando puesto el halo.
- Si su hijo no puede ir a la escuela, póngale un profesor particular en casa para mantenerse al día en los estudios.
- Si su hijo se sigue sintiendo enfadado o deprimido durante el proceso de recuperación, anímelo a consultar a un psicólogo u orientador escolar.