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Atención médica durante el embarazo

¿Por qué es importante la atención prenatal?

La atención prenatal es la atención médica que recibe una mujer mientras está embarazada. Recibir atención prenatal pronto y con regularidad puede ayudar, tanto a las madres futuras como a sus bebés, a mantenerse sanos. Las visitas regulares permiten que los médicos detecten y traten cualquier problema lo antes posible.

Es importante iniciar la atención prenatal lo más pronto posible, idealmente antes de que la mujer se quede embarazada.

¿Cómo puedo encontrar atención prenatal?

Las mujeres embarazadas suelen recibir atención médica de los siguientes profesionales:

  • obstetras: médicos especializados en el embarazo y el parto
  • obstetras/ginecólogos: médicos especializados en el embarazo y el parto, así como en la salud de la mujer
  • médicos de familia: médicos que ofrecen una amplia variedad de servicios a pacientes de todas las edades (a veces, esto incluye la atención obstétrica), en vez de especializarse en una sola área
  • enfermeras comadronas tituladas: enfermeras avanzadas especializadas en la atención médica de la mujer, incluyendo la atención prenatal, el parto y el alumbramiento, así como la atención posparto en los embarazos sin problemas.

Cualquiera de estos profesionales de la salud es una buena opción si usted está sana y no hay motivos para esperar problemas en el embarazo ni el parto. Sin embargo, las enfermeras comadronas necesitan tener un médico a su disposición para el parto por si fuera necesario realizar una cesárea.

El profesional de la salud que la atiende la puede derivar a un médico con experiencia en embarazos de alto riesgo si usted:

  • tiene una afección crónica, como la diabetes o problemas de corazón
  • tiene un mayor riesgo de parto prematuro
  • tiene más de 35 años de edad
  • está embarazada de más de un feto
  • tiene otro tipo de factor de complicación que podría colocarla en la categoría de alto riesgo

Aunque el suyo no sea un embarazo de alto riesgo, este podría ser un buen momento para cambiar de profesional de la salud en el caso de que no se sienta cómoda con el que la atiende en la actualidad.

Pruebas y visitas ordinarias

Debería programar su primera revisión para cuando lleve de 6 a 8 semanas de embarazo, o cuando tenga un retraso en la menstruación de 2 a 4 semanas. Muchos profesionales de la salud no programan la primera visita antes de las 8 semanas, a menos que haya un problema.

Si usted está en buen estado de salud y no tiene factores de riesgo, lo más probable tenga consultas con el profesional de la salud:

  • cada 4 semanas, hasta la semana 28 del embarazo
  • a continuación, las consultas serán cada 2 semanas hasta la semana 36
  • después, todas las semanas, hasta el momento del parto

En cada revisión prenatal, la pesarán y le tomarán la tensión arterial. También es posible que le midan el tamaño y la forma del útero, empezando en la semana 22 de embarazo, para saber si el feto está creciendo y se está desarrollando con normalidad.

Durante una o más de las visitas, le recogerán una muestra de orina (pis) para analizar la presencia de azúcar (glucosa) y proteínas en sangre.

La prueba de la glucosa se suele hacer a las 12 semanas de gestación en aquellas mujeres de alto riesgo de desarrollar una diabetes gestacional. Esto incluye a las mujeres que:

  • tuvieron un bebé que pesó más de 9 libras (4,1 kg)
  • tienen antecedentes familiares de diabetes
  • son obesas

Al resto de las mujeres embarazadas se les hace la prueba de la glucosa entre las semanas 24 y 28 de embarazo. Beberán un líquido azucarado y les sacará sangre al cabo de una hora para analizar la concentración de glucosa en sangre. Si la concentración de azúcar en sangre es alta, se harán pruebas complementarias para confirmar si se trata de una diabetes gestacional.

Pruebas prenatales

Muchos padres en ciernes optan por hacerse pruebas prenatales. Estas pruebas pueden ayudar a los profesionales de la salud a detectar cosas como una anomalía congénita o un problema cromosómico en el feto. Las pruebas prenatales se hacen en el primer, segundo, y tercer trimestres del embarazo.

Algunas de estas pruebas son pruebas de cribado que solo pueden revelar la posibilidad de un problema. Otras pruebas prenatales son pruebas de diagnóstico que permiten detectar con precisión si un feto tiene un problema específico. A veces, una prueba de cribado va seguida de una prueba diagnóstica. Entre las pruebas prenatales, se incluyen los análisis de sangre, la amniocentesis, el análisis de las vellosidades coriónicas, y las ecografías prenatales.

Preocupaciones más frecuentes durante el embarazo

Algunas mujeres se preocupan por enfermedades que ya padecían antes de quedarse embarazadas, como la diabetes, y cómo estas podrían afectar a su embarazo. Es importante que hable sobre estas preocupaciones con su médico, quien le puede recomendar un cambio en los medicamentos o el tratamiento que la podría tranquilizar.

Entre otras afecciones relacionadas con el embarazo, se incluyen las siguientes:

  • La preeclampsia (también llamada toxemia del embarazo): esta afección puede ocurrir a partir del sexto mes y provoca tensión arterial alta, edema (acumulación de líquidos en los tejidos del cuerpo, que causa hinchazón en manos, pies o cara) y proteínas en la orina.
  • Incompatibilidad de Rh (Madre con Rh negativo / feto con Rh positivo): la mayoría de las personas tienen el factor Rh en los glóbulos rojos de la sangre (son Rh positivas). Las personas que no lo tienen son Rh negativas. Un simple análisis de sangre puede determinar su factor Rh. Si su bebé es Rh positivo y usted es Rh negativa, pueden surgir problemas cuando los glóbulos rojos de su bebé entren en el torrente sanguíneo materno. Su cuerpo podría reaccionar, fabricando anticuerpos que podrían entrar en el torrente sanguíneo del bebé y destruir sus glóbulos rojos.

Estos problemas son graves, pero se pueden controlar. Por eso, es importante que se informe al respecto y que los comente con el profesional de la salud que lleva su embarazo.

Dieta y ganancia de peso

Muchas mujeres embarazadas se preocupan por el aumento de peso. En general, las mujeres con un peso normal deben aumentar entre 25 y 35 libras (11,34 y 15,88 kg) durante el embarazo. En aquellas mujeres que tengan sobrepeso antes de quedarse embarazadas, el aumento total de peso debería ser entre 15 y 25 libras (6,8 y 11,34 Kg). Aquellas que tengan un peso por bajo de lo normal deberían aumentar entre 28 y 40 libras (12,7 y 18,15 Kg).

Controlar el aumento de peso es más difícil hacia finales del embarazo; por eso, trate de no subir mucho de peso durante los primeros meses. De todos modos, no aumentar de peso lo suficiente también puede causar problemas, como escaso crecimiento fetal y parto prematuro.

El embarazo no es un buen momento para iniciar una dieta, pero es un gran momento para disfrutar de los alimentos saludables. Los médicos suelen recomendar que las mujeres añadan unas 300 calorías a su dieta diaria para ofrecer una nutrición adecuada al feto en proceso de desarrollo. Las proteínas deberían proporcionar la mayoría de las calorías, pero su dieta también debería incluir abundante cantidad de frutas frescas, cereales y verduras.

El profesional de la salud que controla su embarazo le puede recetar vitaminas prenatales para asegurarse de que ingiere suficiente cantidad de hierro, calcio y ácido fólico. También es un buen momento para hacer ejercicio de bajo impacto con regularidad.

¿Qué más debería saber?

Por su bien y por el de su bebé, es importante que se cuide especialmente bien durante el embarazo. Siga estas indicaciones básicas:

  • No fume, no beba alcohol ni consuma otras drogas.
  • Descanse lo suficiente.
  • Lleve una dieta saludable.

Medicamentos de venta sin receta médica

Los medicamentos de venta sin receta médica se suelen considerar inadecuados por sus efectos potenciales sobre el feto. La mayoría de los médicos recomiendan no tomar ningún medicamento de venta sin receta médica, pero su médico le puede facilitar una lista de los que considere que son seguros durante el embarazo. Asegúrese de hacerle a su médico todas las preguntas que tenga sobre los medicamentos (incluyendo los remedios naturales, los suplementos y las vitaminas).

Seguridad alimentaria

Cuando esté embarazada, también es importante que evite las enfermedades transmitidas por los alimentos, como la listeriosis y la toxoplasmosis, que pueden ser de riesgo vital para el feto y pueden causar anomalías congénitas o abortos. Los alimentos a evitar son los siguientes:

  • los quesos blandos sin pasterizar (a menudo llamados “frescos”), como el queso feta, de cabra, Brie, Camembert y el queso azul
  • jugos, leche y sidra no pasterizados
  • huevos crudos o alimentos que contengan huevo crudo, como la mousse y el tiramisú
  • las carnes, los pescados o los mariscos crudos o poco cocidos
  • las carnes procesadas, como los perritos calientes y los fiambres (deberían estar bien cocidos)

Evite también comer tiburón, pez espada, caballa gigante, blanquillo, emperador y filete de atún (patudo o de aleta amarilla). El pescado y el marisco pueden ser una parte sumamente saludable de la dieta de una mujer embarazada porque contienen los beneficiosos ácidos grasos omega-3, muchas proteínas y pocas grasas saturadas. Pero los pescados antes señalados pueden contener concentraciones elevadas de mercurio, una sustancia que puede lesionar el cerebro en proceso de desarrollo del feto.

Vacunas

El médico le puede recomendar algunas vacunas durante el embarazo. La vacuna antigripal puede frenar los problemas relacionados con la gripe en las mujeres embarazadas, que se exponen a un mayor riesgo de presentar problemas provocados por esta enfermedad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan ponerse la vacuna antigripal durante cualquier etapa del embarazo. Las mujeres embarazadas solo deben ponerse la inyección, pero no la modalidad en espray nasal.

Ahora, se recomienda poner la vacuna DTPa (contra el tétanos, la difteria y la tos ferina o pertussis) a todas las mujeres embarazadas en la segunda mitad de cada embarazo, independientemente de que ya se la hayan puesto antes y de cuándo se la hayan puesto. Esto se debe a que ha habido un aumento de las infecciones de tos ferina (o pertussis), que puede ser mortal en los recién nacidos que aún no han recibido sus vacunas ordinarias.

Las vacunas contra el COVID-19 no se han probado en mujeres embarazadas o amamantando. Por lo tanto, al principio, no era claro si estas mujeres debían vacunarse o no. Lo expertos creen que es poco probable que las vacunas pongan en riesgo a las embarazadas, a las que amamantan o a sus bebés. Se alienta a las mujeres a hablar con sus médicos y a tomar una decisión juntos acerca de si vacunarse o no.

Cambios físicos del embarazo

El embarazo puede causar una serie de cambios molestos (pero no necesariamente graves). Entre ellos, se incluyen los siguientes:

  • náuseas y vómitos, sobre todo en las etapas iniciales del embaraz
  • hinchazón de piernas
  • varices en las piernas y en la zona que rodea a la abertura vaginal
  • hemorroides
  • acidez y estreñimiento
  • dolor de espalda
  • cansancio
  • pérdida de sueño

Si usted experimenta uno o más de estos cambios, ¡no está sola! Hable con su médico sobre formas de aliviar sus molestias.

Hablar con el profesional de la salud que atiende su embarazo

Cuando su cuerpo esté atravesando cambios físicos que pueden ser completamente nuevos para usted, no siempre le resultará fácil hablar con el profesional de la salud que lleva su embarazo. Tal vez se esté preguntando si puede tener relaciones sexuales o qué debe hacer con las hemorroides o el estreñimiento, o tal vez le preocupe el parto.

Es posible que se sienta incómoda o violenta al hacer estas y otras preguntas, pero es importante que las haga; recuerde que su profesional de la salud ya habrá escuchado antes todas esas preguntas. Lleve un registro actualizado de las preguntas que vaya teniendo y llévela consigo en cada visita.

Así mismo, llame a su médico de inmediato si tuviera:

  • un sangrado abundante
  • una pérdida repentina de líquido
  • una marcada falta de movimientos en el bebé
  • más de tres contracciones por hora